domingo, 21 de agosto de 2016

RÍO 2016

Demasiadas emociones en poco tiempo y, como conclusión, algo difícil de plasmar con palabras.



Pero empecemos por el principio.

Como os dije en el anterior post, me preocupaba bastante el tema de la seguridad en Río y creo que es justo decir que me he sentido muy tranquila durante todo el viaje y no he tenido ningún problema. Evidentemente, hay que ir con precaución pero como ocurre en cualquier ciudad grande del mundo y más cuando hay tanta gente que vive en la pobreza. Los brasileños me han tratado de lujo, siempre preocupándose por entenderse con nosotros e interesados en saber cosas de España o de cómo lo estábamos pasando durante nuestra estadía allí. El único "pero" que puedo ponerle a la ciudad es el tráfico que había: para recorrer un trayecto de diez minutos, podías tirarte fácilmente 40, así que toda mi admiración a los taxistas de Río XD
Y por cierto, ¡ni un mosquito a la vista!



Es toda una experiencia estar en una ciudad olímpica para alguien que ama el deporte como me pasa a mí; vas por la calle y te encuentras atletas de cualquier país caminando tranquilamente, una pasada. Lo que no pude hacer es turismo, había muchas pruebas de piragüismo que quería ver y tenía que cumplir también con otros compromisos profesionales así que no me dio tiempo más que a subir al Cristo del Corcovado, con la mala suerte de que, al ser invierno, estaba nublado y no se veía nada...


El día de la final del k2-200m os podéis imaginar cómo estaba de nerviosa... el día anterior había sido la eliminatoria y la semifinal. En la eliminatoria, el primer puesto pasaba directo a la final y ellos lo consiguieron, pero las sensaciones no habían sido las mejores. Algo sorprendente porque, a pesar de que en piragüismo no hay récords oficiales (cada pista es diferente, cambia la dureza del agua, las condiciones ambientales... no pueden establecerse marcas), hicieron un tiempo que se consideró (extraoficialmente) el mejor olímpico.
¡En la eliminatoria! Esto podía hacer pensar que todo iría bien, pero los protagonistas no estaban conformes con lo que habían sentido remando, por lo que decidieron ir a entrenar un poquito más esa tarde, el día antes de la final.

Y el jueves 18 de agosto era el día. La final soñada durante tantos años. El sueño de un chaval de 24 años que sólo con subirse en la misma piragua que su ídolo Saúl ya era feliz. Estuvieron a punto de quedarse fuera. A punto de no ir a Río. En agosto de 2015 tuvo lugar el campeonato mundial en Milán, donde se decidían las primeras plazas para los Juegos Olímpicos. Y los resultados no fueron los esperados ni por Saúl, ni por Cristian y su entonces compañero en k2, Carlos Arévalo.

Habría que ir a la repesca en primavera y cambiar las embarcaciones. Durante el resto de la temporada hicieron pruebas, variaron las parejas, probaron y reprobaron, hasta que después de unos cuantos selectivos se formó el k2 con Cristian y Saúl.

Fueron meses muy duros para todos, alguien se iba a quedar fuera, pero había que luchar por tener el mejor equipo y tratar de garantizar la mejor actuación posible en el clasificatorio que tendría lugar en Duisburg, Alemania.

Allí sólo valía ganar para conseguir la última plaza que había en Europa. Y lo lograron. Hicieron una gran carrera sacando mucha distancia con sus competidores. La felicidad era total, aunque no estaban los que ya se habían clasificado en Milán el verano anterior. Aún así, quedaba una prueba más que serviría, simplemente, para medir fuerzas: una copa del mundo que se disputaba tras la clasificación, unos días después. Allí ya estarían todas las embarcaciones y podrían ver en qué estado de forma real se encontraban en comparación con los rivales que estarían en Río. Y volvieron a hacerlo. Volvieron a ganar.

Recuerdo que andaba por allí el que había sido entrenador de David Cal, Suso, que se me acercó y me dijo: a ellos no puedo comentarles nada, pero esto huele a medalla en los Juegos Olímpicos. ¡Qué razón tenías Suso!

Medalla de oro en k2, y un bronce en k1 para Saúl Craviotto.



Os hablo de esta historia porque es la que mejor conozco y quería compartirla con vosotros, pero detrás de cada deportista hay un relato de lucha y superación. El sentimiento de Marcus Walz Cooper, español de los pies a la cabeza, que ganó el oro; el cuarto puesto de Sete Benavides, "¡otra vez!¡no me jodas!" como diría él , con el momento ya superado y haciendo gala del buen carácter que le caracteriza, o la quinta posición del k4-1000m.

Hay mucho que contar, muchas emociones, pero no quiero irme a un relato infinito, así que, de momento lo dejo aquí. Otro día os hablo de los malabarismos que tuve que hacer para poder ver la final de cerca y no en las dos entradas lejanas que nos habían reservado a los familiares de cada deportista, y que tuvimos que pagar.

Quiero daros las gracias por todos los mensajes que he recibido mostrándome cariño aunque el mérito total y absoluto es de Saúl y Cristian, lógicamente, que han alcanzado el sueño de cualquier deportista después de mucho tiempo luchando, día tras día, en una vida llena de esfuerzo, trabajo y muchos sacrificios y sinsabores.

Se me hace tarde y necesito dormir para recuperarme de la semana de locos,

seguiré contándoos cosas pronto :)


Irene





7 comentarios:

  1. Enhorabuena a Saul , a Cristian , a Walz y también a Sete que se quedó a milésimas del bronce ! No me puedo ni imaginar lo que sentiste en esos 30-40 segundos de carrera , vi el vídeo que colgaron en el chiringuito mientras se realizaba la prueba con tu suegra , me dió angustia verte sufrir así pero luego pensé que yo , sin tener a mi pareja ni a ningún familiar había sufrido casi como tú siguiendo la prueba por TV y seguramente en cualquier rincón del país estabámos todos iguales .. para los que te seguimos desde hace tanto tiempo y te admiramos sentimos una alegría inmensa de que Cristian consiguiera este sueño y ahora que nos cuentas la historia de como ha sufrido para poder estar en Río aún me alegro más !!
    Re bienvenida a España y me alegro que pudieras disfrutar de esta experiencia tan increible y sin sobresaltos y ni un mosquito jaja

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  2. ¡¡Estaba segurísima de que lo conseguirían!! Sobre todo después de ver la eliminatoria. Aunque he celebrado todas las medallas que nuestros deportistas nos han traído,esta era un poco más especial y me hacía más ilusión por la parte que te toca.
    En casa lo vivimos intensamente, sabes que para nosotros tienes un lugar especial. No nos lo perdimos, gritamos mucho a la tele durante los 30 segundos que duró ¡Vamos, vamos!¡Venga darle que podéis! ¡Venga venga que ya casi estáis! Y al final un toma enorme, seguramente los vecinos pensaron que estábamos locos.
    Cuando vi el vídeo que os grabaron a la madre de Cristian y a ti viviendo la carrera no me sorprendió en absoluto cómo lo pasastéi. Siempre pienso que con lo que lo sufrimos los aficionados los familiares tienen que vivirlo 3 veces más.
    En fin, que de nuevo ¡¡Muchas felicidades!! A ti, y por supuesto sobre todo al campeón!
    Un abrazo enorme.
    Amara

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  3. Enhorabuena para tu campeón!! Se lo merecían sin dudar!! Por el trabajo realizado y por todo lo que un deportista pasa para llegar ahí. Mi más sincera admiración.
    Yo espero tus relatos Cuando vuelvas al entrenamiento del triatlón. Me encantará seguirte y poder aprender.

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  4. Hola Irene, mis saludos, David desde Venezuela, mis felicitaciones a Saul y a mi paisano Cristian Toro. Leyéndo por acá algo de tu blog, te veo esta noche en Zapeando y digo esta noche porque en Venezuela lo pasan a media noche por la señal internacional de Antena 3, pero aún así lo veo, no me lo pierdo por nada, saludos a todos los chicos de Zapeando en especial a Lorena, Ana Morgade, Miki Nadal, Ana Simon y a ti porsupuesto. Besos y Abrazos.

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  5. Igualmente enhorabuena a Saul y a Cristian, me alegro un montón por las medallas conseguidas, y me alegro mucho que disfrutaras tanto en tu aventura por Brasil, ya nos seguirás contando.
    Un saludo guapa. Te sigo en zapeando.

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